torres de vigilancia
El origen de las torres de vigilancia data del período "Nazari" bajo el gobierno de Yusuf I (siglo XIV), que fue uno de los principales patrocinadores de las fortificaciones costeras.
Las primeras notas escritas sobre las torres de vigilancia datan de 1492, año en que Juan Alonso Serrano escribió a los reyes católicos y solicitó la reconstrucción de las torres de vigilancia.
Más tarde -en el siglo XVIII-
fueron reconstruidas y empleadas como un sistema de defensa militar encabezado por el Capitán General en Granada.
La función de estas torres de vigilancia era vigilar constantemente el mar y anunciar de la llegada de piratas, mediante señales de humo durante el día y fogatas por la noche.
Si la distancia lo permitía, la alarma se enviaba en secreto para sorprender al enemigo durante el desembarco.
La torre de vigilancia de El Cantal se encuentra en una costa escarpada, a unos 30 m sobre el nivel del mar y tiene una forma de tronco cónico con un diámetro máximo de 7.15 y mínimo de 6.25; la altura es de 10,65 metros.
La torre de vigilancia de la Torre de Benagalbón se encuentra en una colina y también tiene forma de tronco cónico con un diámetro de 7 m en la base y 6 m en la cima, con una altura de 10,50 m.
Funcionalmente, estos edificios tienen 2 características: uno de ellos es el piso de la terraza y el otro es la cámara interior, con una escalera de caracol dentro de la torre.